Uso prudente de los antibióticos: el papel del equipo PROA de Povisa
En el Día Europeo para el Uso Prudente de los Antibióticos nos colamos en una reunión del equipo PROA (Programa de Optimización de Uso de Antibióticos), para conocer su trabajo en pro de un uso
adecuado de estos medicamentos y charlamos con José Luis Lamas y Ana Sanjurjo,
ambos médicos internistas de Povisa y miembros de este grupo, sobre el que ya
es considerado un problema de salud pública por la proliferación de bacterias
multirresistentes que impiden el control de algunas enfermedades infecciosas.
Equipo PROA (Programa de Optimización de Uso de Antibióticos), ¿quiénes lo forman y cuáles son los objetivos?
El PROA es un programa
institucional del hospital cuyas actividades se realizan por parte de un equipo
multidisciplinar dependiente de la comisión de infecciones y formado por la directora de Enfermería y Calidad, tres facultativos del servicio de Medicina Interna, un facultativo del Servicio de Medicina Intensiva, un facultativo del
servicio de Medicina Preventiva, un enfermero especialista en control de
infección del Servicio de Medicina Preventiva, una facultativa del servicio de
Microbiología y un facultativo del servicio de Farmacia.
Los objetivos del PROA son
mejorar la evolución clínica de los pacientes con procesos infecciosos,
minimizar los efectos adversos asociados a la utilización de antimicrobianos
(incluido el desarrollo de resistencias a los mismos), y garantizar la
utilización de tratamientos coste-eficaces.
¿Por qué debemos seguir incidiendo en el mensaje del uso prudente de antibióticos?
Se ha estimado que los
microorganismos multirresistentes producen en Europa aproximadamente 30.000 muertes al año. El
uso adecuado de los antibióticos de los que disponemos es imprescindible para
garantizar el tratamiento óptimo de los pacientes que los necesitan con el
menor impacto posible en cuanto a desarrollo de resistencias a los
antimicrobianos en el futuro.
¿Cuáles son los riesgos de su uso inadecuado?
Existen dos vertientes en las que
un uso inadecuado del tratamiento antibiótico puede repercutir negativamente:
Desde el punto de vista del
paciente, un tratamiento no óptimo se asocia a un mayor riesgo de mala
evolución clínica, con mayor probabilidad de mortalidad, de complicaciones
relacionadas con el propio proceso infeccioso y de efectos secundarios
asociados al fármaco.
Desde un punto de vista global,
el uso de antibióticos de forma inadecuada, bien por prescripción de
antibioterapia con mayor espectro antimicrobiano del requerido, o bien por uso
de tratamientos antibióticos en patologías en los que no está indicada su
administración, se asocia a la aparición de microorganismos resistentes a los
tratamientos habituales que hacen que las opciones para tratar determinadas
infecciones sean cada vez más reducidas.
¿Cómo funcionan los antibióticos sobre nuestro organismo?
Los antibióticos son un grupo de
medicamentos cuya principal acción consiste en destruir a las bacterias que
ocasionan una infección en el organismo. Hay distintas familias de antibióticos
con diferentes mecanismos de acción que o bien pueden destruir la estructura de
las bacterias o su capacidad de dividirse o reproducirse. El principio de
acción de los antibióticos se basa en la toxicidad selectiva: su objetivo es
destruir a las bacterias y respetar los sistemas propios del organismo, pero no
siempre ocurre así y desafortunadamente los antibióticos también tienen efectos
secundarios, sobre todo los relacionados con diarrea secundaria por la
modificación de la flora intestinal.
Microorganismos multirresistentes: ¿por qué hablamos de problema de salud pública?
En los últimos años se ha
observado un aumento importante de los microorganismos resistentes en los
hospitales. Recientemente, el European Centre for Disease Prevention and
Control (ECDC) ha alertado que las infecciones producidas por bacterias
resistentes y multirresistentes son uno de los mayores problemas en Europa para
lograr el control de las enfermedades infecciosas. Por otra parte, existen diferentes estudios que demuestran que
las infecciones por bacterias resistentes y multirresistentes en los pacientes
ingresados en los hospitales se asocian a una mayor duración de la estancia
hospitalaria, mayor utilización de antimicrobianos y recursos sanitarios, peor
pronóstico y mayor mortalidad.